Cuando el gato doméstico convive con el hombre, desarrolla toda una gama de vocalizaciones que potencian las relaciones afectivas que mantiene con este. El maullido es fruto de la domesticación del gato y, salvo en ciertas excepciones, solo lo utilizan para comunicarse con nosotros, no con otros gatos.

Pero, ¿para qué maúllan realmente los gatos? Simplemente para llamar nuestra atención y, una vez conseguida, obtener un beneficio, como puede ser: que les demos de comer, que les abramos la puerta, que les tiremos juguetes, que los acariciemos…

Se puede afirmar que cuanto más vocalice un gato, más sociable será este. Y es que las vocalizaciones evolucionan con el tiempo y dependen de las relaciones que el gato mantenga con los individuos de su entorno.

Finalmente, acaban aprendiendo a modular un tipo diferente de maullido para cada cosa que nos quieren pedir. Pero, al igual que nos ocurre cuando nos vamos al extranjero y, aun no teniendo ni la más remota idea del idioma del país de destino, terminamos comunicándonos; con los gatos nos sucede lo mismo. Nos educan para entender sus maullidos, nos enseñan a que comprendamos su idioma.