El estrés es uno de los problemas más frecuentes a día de hoy, no solo en las personas, sino también en los animales. Y los gatos no son ajenos a él, pues son especialmente emocionales y muy sensibles a los cambios en su entorno. Pero, ¿qué podemos hacer para evitar que sufran los estragos del estrés?
En primer lugar, deberemos conocer el comportamiento de estos animales para poder aportarles el mayor bienestar posible. En base a esto, podremos cubrir las necesidades básicas que presenta el gato, las cuales podemos dividir en:
- Alimentación: son animales solitarios a la hora de realizar esta actividad, pues prefieren comer de manera individual (en su propio bol), en lugares tranquilos y lejanos al lugar de defecación. Asimismo, debemos proveerles de múltiples cuencos de agua y comida.
- Aseo: debe situarse en un área tranquila y lejana a la de la comida, y tiene que haber un mínimo de un arenero por gato. Además, es importante limpiar la caja de arena de manera periódica, evitando el uso de agentes de limpieza con olores fuertes.
- Espacio físico: puesto que los gatos son territoriales, debemos dotarles de suficiente espacio para que creen su territorio, así como para que gocen de privacidad.
- Actividad: debido a que son individuos muy activos, es necesario proporcionarles juguetes que prevengan el aburrimiento y la aparición de problemas de comportamiento que a éste se asocian. Estos tienen que ser variados y encontrarse en diferentes localizaciones para mantenerles entretenidos.
- Enriquecimiento social: el gato doméstico es un animal bastante social que establece relaciones con otros gatos e incluso con animales de diferente especie. Estas pueden resultar negativas en caso de que no se cumplan correctamente los puntos anteriores, pero en general, estas interacciones les reportan una gran felicidad.
Para finalizar, debemos destacar la importancia de un conocimiento básico sobre etología felina, pues simplemente con observar a nuestros gatos, podremos reconocer si sufren estrés.