Los gatitos que nacen con el síndrome del nadador tienen una postura diferente y dificultad para mover las patas traseras. Pero es posible corregirlo con una serie de cuidados.
El síndrome del nadador en una alteración neonatal tanto de perros como gatos. Se desconoce con exactitud su causa, pero se cree que puede deberse a falta de espacio intrauterino durante el desarrollo fetal. Además, se sabe que ciertas razas presentan mayor predisposición, por lo que también puede ser debido al cruce entre animales emparentados.
Los gatos que sufren este trastorno presentan una postura corporal diferente, con las extremidades posteriores abiertas lateralmente como si estuvieran nadando estilo braza (de ahí su nombre). En ocasiones también se pueden ver afectadas las extremidades anteriores y pueden aparecer malformaciones del pecho, los huesos largos y las articulaciones.
Un gatito sano es capaz de ponerse de pie a los 10 días, mientras que los gatitos afectados presentan estos signos durante las primeras semanas de vida, siendo más visibles en la quinta y sexta semana.
El tratamiento se basa, sobre todo, en fisioterapia para incrementar el tono y la fuerza muscular, mejorar la coordinación de extremidades y estimular la circulación de los tejidos. Se debe realizar entre las tres y cuatro semanas de vida, pues los huesos y articulaciones son más fáciles de corregir a una edad temprana. Las técnicas que se pueden realizar son: masajes, fisioterapia pasiva con flexión y extensión de las extremidades, termoterapia e hidroterapia, así como colocación de vendajes y férulas si se considera necesario.
No hay estudios que confirmen la tasa de recuperación, pero si la afección no es muy severa y se realiza la fisioterapia de manera constante siguiendo las indicaciones del veterinario el pronóstico parece ser bueno.