De todos es sabido que los gatos son grandes amantes de las alturas. Les encanta observar desde arriba, y si encima es el mundo exterior, les supone un reto mayor y hace que afloren sus instintos más felinos.
El problema surge cuando, siguiendo este instinto, no se encuentran protegidos adecuadamente y puede haber algún accidente (el llamado síndrome del gato paracaidista, del que hemos hablado en otro post anteriormente).
Por ello, es importante que adaptemos nuestro hogar para hacerlo lo más seguro posible a nuestros mininos. Existen multitud de técnicas, más o menos sencillas y de todos los gustos, para llevarlo a cabo. El cerramiento puede consistir en una simple mosquitera o red plástica que quede bien anclada en los laterales y no deje espacio para que el gato pueda salir. En este caso recomendamos redes diseñadas específicamente para este fin, pues el material del que están hechas es más resistente a la luz solar y a los posibles mordisquitos que se puedan llevar. Sin embargo, para aquellos casos donde esto no sea suficiente debido a las características de la ventana, balcón o terraza, podemos emplear otro tipo de materiales como redes o vallas metálicas, que aportan mayor rigidez.
Finalmente, destacar que un gato puede vivir perfectamente dentro de casa, pero si le proporcionamos un cerramiento adecuado, le permitiremos que pueda disfrutar de manera segura del aire y el sol y nos lo agradecerá.