El castigo conlleva una serie de problemas potenciales que no sólo tienen que ver con la efectividad en la modificación de la conducta indeseada sino también con el deterioro emocional que tanto el gato como nosotros sufriremos por el camino.
Cuando queremos eliminar una conducta de nuestro gato que nos molesta, nuestra primera herramienta no puede ser pegar un grito o tratarle con malas formas. Primero tenemos que saber si es una conducta normal o no, por ejemplo: rascar, trepar o mantenerse en alto, son acciones fisiológicas y necesarias para el gato, por tanto, querer eliminarlas es empeorar su bienestar y calidad de vida.
¿Cuales son los problemas potenciales del castigo?
- El efecto que queremos alcanzar con el castigo puede conseguirse en la mayoría de los casos con refuerzo simplemente.
- Solo funciona a veces, si el beneficio de realizar la conducta indeseada es mayor que el perjuicio del castigo y no tiene otra alternativa mejor, el gato seguirá haciéndolo.
- Para tener efecto debe ser cada vez más severo, ya que el gato se habitúa al nivel del castigo y deja de tener sentido para él, por ejemplo, pueden terminar acostumbrándose al spray de agua o a que demos una voz.
- Por el motivo anterior, puede derivar fácilmente en abuso y que cada vez empleemos castigos más severos buscando el efecto deseado.
- Podemos reforzar sin querer la conducta indeseada, por ejemplo, si el gato está llamando nuestra atención y esto nos molesta tanto que nos levantamos a darle una voz, ya tiene nuestra atención, aunque sea en un sentido negativo, puede servir de recompensa.
- Si es impredecible para el gato puede derivar en estrés y en otros problemas de comportamiento
- El gato puede no relacionar el castigo con la conducta y pensar que es otra cosa lo que hace que le castiguen, con lo que desarrollan miedos en general.
- Pueden desarrollar apatía e indefensión aprendida, un gato que recibe estímulos negativos puede decidir no interactuar con nada ni nadie para protegerse del castigo.
- El castigo puede hacer de refuerzo negativo, esto significa que aprenderá a evitar el castigo, pero no a dejar de provocarlo. Es decir, huirá de nosotros cuando tengamos la mano en la escoba, pero no sabrá que para evitarlo tendrá que dejar de subirse a la encimera.
- Finalmente podrá aprender a evitarnos o a encontrarse con nosotros en aquellos lugares donde ocurren los castigos, auto-recluyéndose a otras partes de la casa.
- Si el miedo, la confusión y el estrés son demasiado para el gato, puede derivar en agresividad hacia el objeto del castigo, hacia otros animales de la casa, o hacia la persona que infrinja el castigo.
- Para la persona que usa el castigo como herramienta de modificación de la conducta también hay consecuencias negativas: puede confundirse pensando que el castigo funciona y que el gato está aprendiendo, y frustrarse cuando vuelva la conducta. A la larga dañará la relación con su gato, podrá resultar herido si sucede una agresión y esto romperá el vínculo.
Como ves, son muchos los motivos por los que el castigo no es una buena herramienta cuando queremos modificar la conducta de nuestro gato. La medicina del comportamiento felina es un campo complicado y apasionante, es una especialidad de la veterinaria que requiere años de estudio y preparación, no te sientas mal si no entiendes a tu gato o no sabes cómo manejarlo, busca ayuda profesional para que podáis tener la mejor de las relaciones.