La castración puede evitar numerosas enfermedades reproductivas. Si aún no estás seguro sobre si castrar a tu gata, con este post te convencerás.
Entre las patologías reproductivas más importantes en las gatas se encuentran las de la mama, y la más frecuente es la aparición de masas. Sin embargo, es importante diferenciar la naturaleza de estos procesos, diferenciando entre patologías benignas sencillas de tratar, de las que son de alta malignidad y gravedad.
La patología benigna más frecuente en la gata es conocida como fibroadenomatosis mamaria felina y es un proceso característico en gatas jóvenes. Consiste en una aumento de una o varias mamas asociado a una hipersensibilidad del tejido mamario a una hormona llamada progesterona que se libera en el organismo en determinados momentos del ciclo sexual de la gata y durante la gestación. Por ello, se suele dar de forma espontánea en gatas tras su primer/segundo celo o durante la primera gestación cuando suben de forma natural los niveles internos de esta hormona. Sin embargo, también se puede producir de forma inducida por la administración de sustancias químicas que se administran en el veterinario para evitar el celo, las cuales suelen ser productos sintéticos similares a la progesterona. Esta patología suele ser de fácil tratamiento por el veterinario con una sustancia denominada aglepristone y siempre es recomendada la castración en gatas que hayan sufrido este proceso, para evitar su futura aparición.
Por otro lado, en gatas viejas las masas que aparecen en mama suelen ser tumores de mama. Se debe tener en cuenta que estos tumores son la tercera neoplasia más frecuente en la gata con una incidencia del 17%. Suelen aparecer en gatas de 10-12 años de edad, normalmente no castradas. Debido a que se sospecha que su aparición está asociada a la presencia de hormonas sexuales, la castración temprana de estos animales, entre el primer y segundo celo, disminuye bastante el riesgo de que aparezcan a lo largo de la vida del animal. Desgraciadamente, a diferencia de la perra donde solo el 50% de los tumores de mama son malignos, en la gata esta malignidad aumenta hasta un 90-95%, siendo la mayoría adenocarcinomas. Por ello, debemos explorar a nuestras gatas para detectarlos de forma temprana y plantearnos el quitarlos mediante cirugía, ya que la supervivencia del animal depende principalmente de factores como el tamaño de la masa (menor de 3 cm) y de si las células tumorales se han expandido a ganglios linfáticos y otros órganos como pulmones y huesos.