Esta no es más que una de esas reflexiones que de vez en cuando nos gusta hacer. En La Era Gatera nos dedicamos a enseñar nuestro conocimiento para ayudar de esta manera a los gatos. Nos encanta poder llegar a tantas personas distintas de lugares tan diferentes, y eso es parte de la magia de las redes sociales. Lo hacemos porque nos apasiona nuestra profesión y sentimos devoción por los felinos, pero siempre basados en la ciencia.
Y ¿qué es la evidencia científica? La evidencia, por un lado, es la “certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar”. Por tanto, la evidencia científica, es esta certeza demostrada mediante investigación científica. Asimismo, existen diferentes niveles según los cuales consideraremos que un estudio es más o menos fiable. También hay numerosas clasificaciones, pero una de las más conocidas y sencillas es la de la Agency for Healthcare Research and Quality, según la cual se establecen 5 grados:
- 1a. Evidencia derivada de un metaanálisis o diferentes estudios aleatorios.
- 1b. Evidencia derivada de al menos un estudio aleatorio.
- 2a. Evidencia derivada de al menos un estudio control sin aleatorización.
- 2b. Evidencia derivada de al menos un estudio experimental.
- 3. Evidencia derivada de estudios no experimentales: descriptivos, comparativos, de correlación o caso-control.
- 4. Evidencia de una serie de casos.
- 5. Opinión de un comité de expertos o de la experiencia clínica de una autoridad respetada a nivel científico.
Como ves, hay múltiples formas de demostrar que algo es cierto en el mundo científico. Es por ello que no podemos basarnos en nuestra experiencia personal como una afirmación rotunda, ni podemos quedarnos con una simple imagen, sino que hay que analizar, contrastar y valorar así si algo es verdad o no.
Como usuario a veces es complejo saber si lo que nos están contando es verídico. Antes hablábamos de la magia de las redes sociales, pues bien, también tienen un lado oscuro. Cualquier persona se puede abrir un perfil, decir que es experto en una materia y crear el humo necesario para que creas que sus afirmaciones son ciertas sin ninguna pizca de evidencia científica.
En redes se premia el ego y no el esfuerzo. Nos parece que una cuenta es más o menos fiable según el número de seguidores que tenga o el número de likes de sus publicaciones. No exigimos titulaciones oficiales, nos sirve con que nos digan que tienen una determinada experiencia disfrazada de bonitas palabras, cayendo en muchos casos incluso en el intrusismo profesional. Como veterinarias clínicas nos encontramos cada día con problemas derivados de “lo he visto en internet”, “lo dicen en tal canal de YouTube” o “lo he aprendido en una cuenta de Instagram”. Y hablamos de problemas serios que ponen en un grave compromiso la salud de nuestros pacientes.
En conclusión, las redes sociales son maravillosas, nos permiten acercarnos a otras personas y son una gran fuente de información. En tu mano está creer todo lo que lees o contrastar la información con profesionales, sobre todo cuando se trata de la salud de tu compañero felino.