Los felinos poseen una elegancia muy especial que cautiva a todo aquel que los observa. Aprende a clasificarlos con el siguiente post.
Existe una gran variedad de especies, todas ellas pertenecientes a la familia de los félidos (Felidae). Esta última se divide en dos subfamilias: los Pantherinae, que engloba a todos los grandes felinos; y los Felinae o pequeños felinos.
Todos ellos son extremadamente sigilosos y muy rápidos, presentan una excelente vista y un oído muy agudo, lo que los convierte en excelentes cazadores. Son depredadores innatos y estrictamente carnívoros, es decir, se alimentan casi exclusivamente de carne. Además, son digitígrados, pues apoyan únicamente los dedos cuando caminan, y sus uñas son retráctiles, excepto en el guepardo.
Se encuentran repartidos por todo el mundo, exceptuando la Antártida, Oceanía y algunas islas. Pueden vivir en hábitats muy diferentes, desde selvas a desiertos, pudiendo ser incluso arborícolas.
Existen diferencias importantes entre grandes y pequeños felinos. Por ejemplo, los grandes pueden rugir (excepto el puma y el guepardo) debido a que su aparato hioideo es más blando, sin embargo, solo ronronean con la exhalación y presentan pupilas redondas. Mientras que los pequeños tienen las pupilas verticales y sus almohadillas se encuentran desprovistas de pelo parcialmente.
Finalmente, podemos concluir que tanto pequeños como grandes felinos tienen un comportamiento muy similar cuando viven de manera salvaje. Y es que, como bien dijo Victor Hugo, “Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.”