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¿Quieres saber en qué consiste exactamente el proceso de desungulación y por qué estamos totalmente en contra de esta práctica? Sigue leyendo.

La oniquectomía o desungulación consiste en la extirpación de las falanges distales de ambos miembros anteriores, es decir, el extremo de los dedos de las patas delanteras (un total de 10 huesos). Resulta una cirugía muy dolorosa para el gato con un riesgo muy elevado de complicaciones postoperatorias, así como de alteraciones del comportamiento debido a la ansiedad que produce.

Esta operación impide al gato llevar a cabo una vida normal, puesto que no pueden caminar correctamente, rascarse, arañar (que es un comportamiento propio del gato que le permite relajarse), etc. Incluso pueden aparecer cambios en la “personalidad, como volverse más miedosos. Por tanto, se considera una mutilación innecesaria.

Si quieres que tu gato aprenda dónde puede rascar, deberás realizar una serie de trucos como: acostumbrarle desde pequeño al uso del rascador, echar hierba gatera (Nepeta cataria) sobre éste, colocarlo correctamente… Incluso puedes usar líquidos repelentes o colocar una simple piel de naranja o limón sobre la superficie que suele arañar el gato, pues el olor a cítrico les desagrada bastante.

Sin embargo, si no consigues evitar que tu minino deje de arañar, otra opción es aprender a cortarle las uñas regularmente. Pero en todo momento debemos comprender la naturaleza del gato y permitirle que se comporte como el felino que es.

Si quieres saber más sobre este tema, te recomendamos el post de nuestros compañeros del blog FilmoVet sobre el documental The Paw Project para concienciar a la población.